Yo era una persona que solía “rumiar” mucho las cosas sin llegar a hallar ningún tipo de solución a las cosas, lo cual me estresaba aún más y entraba en un peligroso círculo vicioso. Gracias a los consejos de mi gran amiga Almudena he logrado mejorar esta parte y ahora ya no solo no “rumio” los problemas, sino que he aprendido a no magnificarlos y, por tanto, a medirlos de un modo más realista, sin distorsionarlos. Soy consciente de que aún me falta un largo camino por recorrer para convertirme completamente en un junco emocional, pero con los consejos de Almudena siento que voy en la buena dirección. Incluso antes de leer este esta trilogía, inconscientemente siempre he recurrido a la música para canalizar mis emociones y me sentí muy contento al saber todos los efectos positivos que tiene. También me ayudó mucho a entender bien mis verdaderos sentimientos, que es algo que asumimos que sabemos interpretar, cuando realmente el sentimiento real subyace tras varias “barreras defensivas” que no son más que sentimientos que ocultan los verdaderos.
David Molina Cano, estudiante de la Trilogía de las Emociones